coletillas y redundancias

Muletillas y redundancias

17 Ene,2020

 

 

La definición que nos ofrece de muletilla el Diccionario de la Real Academia es la de «voz o frase que se repite mucho por hábito». A las muletillas también se les llaman coletillas, bordones o estribillos

En muchas ocasiones las muletillas proceden de modas en la forma de hablar y se usan de forma automática. Su uso excesivo denota pobreza lingüística por eso hay que intentar evitarlas. Son expresiones innecesarias que no aportan nada al mensaje que se pretende hacer llegar al interlocutor.

Pueden tener distintos fines:

  • Justificar algo: No es porque yo lo diga.
  • Mantener el interés: ¿Verdad?
  • Ganar tiempo cuando se habla: O sea
  • Buscar la compresión del que nos escucha: ¿Me sigues?, ¿entiendes?
  • Dar énfasis: Sucio no, lo siguiente

 

No debemos olvidar que muchas de ellas no son necesarias y que pueden poner de manifiesto nuestra escasez de vocabulario y carencias lingüísticas.

Podemos dividirlas en varios tipos:

  • Los latiguillos son «palabras o frases que se repiten innecesariamente en la conversación». Tienen un recorrido temporal, como una moda. Por ejemplo: «El último libro que he leído es tipo thriller».
  • Las empuñaduras son «frases de carácter tradicional empleadas como fórmula de arranque en las narraciones fabulosas y en los cuentos». Por ejemplo: «Érase una vez…».
  • Los timos son las muletillas de carácter repetitivo en un mismo discurso. Por ejemplo: «¿Vale?», «¿te queda claro?», «¿me entiendes?»

Otra forma de utilizar palabras sin necesidad sería la redundancia o pleonasmo, que consiste en añadir palabras que no son necesarias en la frase porque su significado, de una manera u otra forma, ya está incluido en la misma. Algunos ejemplos son: Deambular sin rumbo, nexo de unión, bajar para abajo, hemorragia de sangre, hueco vacío…

La figura contraria al pleonasmo sería la elipsis, en la que se omiten palabras necesarias para el significado completo de la frase.

Con las coletillas y redundancias, aunque la mayoría de las veces las usamos de manera automática para completar los discursos cuando hablamos, debemos tener siempre cuidado de que su utilización no se convierta en un vicio y deje al descubierto la falta de mensaje, «¿lo pillas?».

 

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